Los volúmenes 7, 8 y 9, de la colección examinan en detalle las transformaciones políticas,
económicas y sociales que experimentó el país entre 1973 y 1981. Esta nueva entrega es
obra de los académicos del Instituto de Historia de la USS, Alejandro San Francisco
(director general), Gonzalo Larios, José Manuel Castro, Milton Cortés y Myriam Duchens,
junto al académico de la U. Andes, Ángel Soto.
La iniciativa de la Universidad San Sebastián, «Historia de Chile 1960-2010», busca contribuir
al conocimiento y comprensión del último cuarto del Bicentenario. La colección considera
18 tomos y, en esta oportunidad, se presentaron los volúmenes 7, 8 y 9 bajo el nombre: La
última revolución. El gobierno de Augusto Pinochet (1973-1981). Primera etapa I, II y III.
La obra de Ediciones USS es el resultado de una investigación colectiva donde participan los
historiadores Alejandro San Francisco, Ángel Soto, Myriam Duchens, Gonzalo Larios, José
Manuel Castro y Milton Cortés.
“En el caso de los tomos 7, 8 y 9, nos enfocamos en un periodo marcado por la crisis y ruptura
de la democracia, lo que dio paso a la creación de un nuevo orden institucional. Este trabajo
no solo toma este hecho, sino que entrelaza la cultura, la política, la economía, la educación,
la religión y las relaciones internacionales. La colección está pensada para un público
general; también para el mundo académico y para todos quienes deseen interiorizarse
sobre los acontecimientos que se originaron en años decisivos en la historia del país”, explicó
Alejandro San Francisco.
Asilamiento y tensiones con los países vecinos
Milton Cortés, señaló que además del aislamiento internacional que enfrentó Chile después
del 11 de septiembre de 1973, durante el periodo estudiado se generó un renacimiento de la
crisis fronteriza que se arrastraba desde los años 60. La más compleja se vivió con Argentina
producto de la disputa por la soberanía de las islas del Canal Beagle, lo que mantuvo a
ambos países al borde de un conflicto armado.
“Con Bolivia, durante los 70, también se intentaron reestablecer las relaciones diplomáticas
a través de una propuesta de salida al mar para Bolivia a cambio de la cesión de territorio. A
esto se sumó la agudización de intenciones revanchistas de recuperación de territorio por
parte de Perú, sobre todo cuando se conmemoró el centenario de la Guerra del Pacífico.
Esto produjo novedades en nuestra diplomacia, pasando a ser menos ideologizada y más
pragmáticas. Se orientó a buscar nuevos socios y a posicionar a Chile a través de nuevos
valores”.
El rol de la Iglesia
La Iglesia Católica tuvo un papel preponderante, por ejemplo, en la disputa territorial con
Argentina, que se agudizó en 1978 y que coincidió con la llegada del Papa Juan Pablo II al
Vaticano, lo que supuso el compromiso de la Santa Sede por llevar a cabo una mediación
papal para una salida diplomática a la disputa.
“Esa opción fue promovida por el arzobispo de Osorno, Francisco Valdés y recibió el apoyo
tanto de los presidentes de Chile y Argentina como de la jerarquía de la Iglesia de ambos
países. En esta época también se produjo un crecimiento de las confesiones protestantes,
que se organizaron a través del Consejo de Pastores, las que recibieron un cierto
reconocimiento oficial, por ejemplo, a través del Te Deum Evangélico, que comenzó a
realizarse en este periodo”, puntualizó el historiador Gonzalo Larios.
Transformaciones económicas
Ángel Soto, académico de la Universidad de los Andes, quien también participa en este
proyecto de la USS, destacó como lo más relevante en materia económica la puesta en
marcha del plan de recuperación, en abril de 1975. “En esa fecha se echaron las bases para
la transformación económica de Chile. Los aprendizajes que podemos tomar a partir de esos
cimientos son los equilibrios macroeconómicos logrados, los procesos de privatización, la
apertura de la economía, la liberación de los precios y, sobre todo, el énfasis en la iniciativa
privada como motor del desarrollo”.
Cultura y educación
Myriam Duchens, detalló que entre 1973 y 1981, el mundo de la cultura experimentó en Chile
importantes cambios. El nacionalismo fue la base fundante de la política cultural,
instalándose un discurso de valoración de la identidad y las tradiciones que reivindicó la
historia y los héroes patrios, con especial énfasis en figuras como Bernardo O’Higgins, Diego
Portales, Arturo Prat, Andrés Bello y Gabriela Mistral.
“Existió un marcado interés por la preservación de la herencia cultural de la nación,
impulsando la creación de museos a lo largo del país, principalmente arqueológicos,
históricos y científicos, con la finalidad de resguardar el patrimonio en espacios donde este
pudiera ser puesto en valor y apreciado por la sociedad en su conjunto”.
En el plano educacional, el académico José Manuel Castro, resaltó de los textos la gestación
de las grandes transformaciones que se pondrían en marcha en la década siguiente. “Esto
incluyó la transición del modelo del Estado Docente, ajustes en los niveles educativos básico,
medio y universitario y la instauración de una nueva institucionalidad educativa
fundamentada en el principio de subsidiariedad”.
Los libros pueden adquirirse en Ediciones USS, en librerías y en Buscalibre.cl